La adquisición del lenguaje oral se va desarrollando en los niños a través de las propias interacciones con los adultos, es un aprendizaje de doble dirección donde a la vez que se expresan, los niños van recibiendo y asimilando información del lenguaje de los mayores.
La forma más natural de aprendizaje es el entorno familiar y las interacciones que van teniendo con las personas que le rodean en las diferentes situaciones del día a día.
En la entrada de hoy vamos a hablar sobre diferentes formas de estimular el lenguaje del niño desde el entorno familiar.
Contenido
Introducción en las rutinas
Los adultos debemos adaptar nuestra forma de hablar a cada niño según sus características; sin embargo y a pesar de que cada niño es un mundo, debemos tener en cuenta una serie de pautas que nos ayudaran a que el pequeño pueda recibir e imitar mejor esos modelos de lenguaje que le damos
- A la hora de hablarle es preferible ponernos a la altura de sus ojos y situarnos de frente para que nos puedan ver.
- Intentaremos hablar usando un ritmo más pausado y tranquilo, con una voz suave y procurando vocalizar y respetar las pausas propias del habla.
- Cuando son más pequeños conviene usar un lenguaje más claro y sencillo, no con muchas palabras.
- Procuraremos evitar ciertas conductas como el exigir demasiado o el tratar de forzar en exceso a que se repitan las cosas, ya que suele generar el efecto contrario al que queremos conseguir.
- Es importante respetar los turnos de palabra de cada uno, tratando de no interrumpir al pequeño y no hablar por él, sino dar tiempo suficiente para que el niño pueda expresarse.
- Cualquier expresión comunicativa que el niño emita, intentaremos darle un sentido poniéndole palabras y reforzándola. Al principio las palabras del niño quizás se alejen mucho de lo que es la palabra real, pero iremos dando el modelo correcto para que vaya recibiendo esa información. Se trata de que el pequeño escuche muchas veces esas palabras usando los contextos del día a día, entienda su significado e intente ir diciendo la palabra cada vez de forma más parecida al adulto.
- Usaremos el propio contexto natural del niño, las rutinas, los lugares en los que se mueve y su entorno cercano para ir verbalizando todo lo que ocurre a su alrededor, los objetos cotidianos y sus características, acciones, personas, etc. Al principio ayuda el hablar de cosas que están presentes y que están pasando en ese mismo momento para que sea más sencillo asociar la palabra con lo que se refiere, y hablar de las cosas que le llamen la atención y por las que sienta curiosidad, sus juguetes, sus actividades, sus comidas favoritas, etc.
- También podemos ir añadiendo poco a poco más palabras a lo que el peque nos diga para que vaya adquiriendo modelos de lenguaje más complejos, repetimos lo que nos dice añadiendo alguna palabra más.
Estimulación del lenguaje y el juego
Una de las principales formas de estimular el lenguaje en niños es mediante el juego, partiremos de aquello que les llama la atención y les gusta y fomentaremos la imitación de palabras y acciones.
- A la hora de jugar hay que dar libertad a los niños para que jueguen, experimenten, sean creativos y curiosos con los juguetes.
- Durante el juego pueden ocurrir varias cosas que le resulten graciosas o que generen una reacción en el niño; podemos usar aquello que le produce una emoción de risa o sorpresa durante el juego para ponerle una expresión y decirla cada vez que ocurra esa misma situación.
- Podemos poner nombres divertidos a los juegos y a los muñecos, o añadir expresiones a diferentes juegos tipo: al abrir una caja podemos llamar y decir: “toc toc, ábrete por favor”.
- Usaremos canciones infantiles con gestos, cuentos y rimas con los nombres de los niños. Podemos empezar a cantar la canción con el niño y luego dejar alguna frase en suspenso para que el peque trate de cantarla.
En definitiva, desde el entorno familiar contamos con múltiples oportunidades de estimulación del lenguaje que no debemos desaprovechar para que nuestros peques desarrollen el lenguaje y la comunicación de una forma fructífera.
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